jueves, 15 de mayo de 2014

Tres vueltas hacia el sol y un giro viendo a esa nube....

Una de las cosas que detesto de la loteria que me tocó de nacer acá son las direcciones ticas. Si es que puede llamárseles así. Es increíble que en un país que fue el tercero en tener luz eléctrica aún no haya algo tan básico como calles con nombre y casas con números. Y cuando hay, nadie se fija. Entonces ahí está la gente refiriéndose a comercios o árboles para ubicar su casa u oficina, y perdiéndose siempre en la primera visita a alguien, sobre todo si la "dire" no se la dieron muy bien. Porque esa es otra: encima de que hay que dar direcciones prehistóricas son pocos los ticos que las explican bien.

Hace días quiero visitar al peluquero y, de paso, como es amigo de la casa, dejarle algún regalito para su nuevo hogar. Pero la cosa se ha ido complicando de la forma más extraña y absurda. Veamos, lo llamo y le pregunto la nueva dirección:

- Pedísela a tu mamá, ella la tiene

Primer error. Si ya los ticos dan mal las dire, mi mamá los lidera a todos. Con el cuento de que quien tiene boca a Roma va, escribe cualquier insensatez en el papel y luego pasa dos horas preguntando a medio mundo dónde vive sutanito o dónde queda tal cosa. Pero bueno, anoto las señas y me lanzo "after office" rumbo a la casa de Rodolfo, donde tiene su local. No está complicado: al final del Boulevard de Rohrmoser dar vuelta  a la derecha 70 metros, edificio blanco de cuatro apartamentos.Sencillo, muy sencillo para ser de acá.

Al final del boulevard se llega rápido, son sólo unas pocas cuadras, pero el problem es que salgo a una calle muy transitada y no al barrio silencioso donde Rodolfo dice vivir. Lo llamo.

-Rodolfo, ya llegué al final del boulevard pero sólo está Plaza Mayor.

- Aaah! Pero en cuál boulevard estás?

-Pues en el de Rohrmoser, el de la Nunciatura

- Aaaaah, noo, es el otro!

- ¿¿Cuál otro??

- El otro, el de La Favorita

- ¿Vivís en La Favorita? ¡Haber comenzado por ahí! El que todos conocen como Boulervard de Rohrmoser es el de la Nunciatura

- Mirá, andá por el lado de la Embajada y bajás lo suficiente. Doblás y es facilísimo

- Pero cuánto bajo? Y para dónde doblo?

- Ahí la calle te va llevando.

Cuelgo más confundida que antes, pero al menos me dirijo al barrio La Favorita. Hago cálculos, calculo probabilidades, construyo mapas mentales y doblo a la derecha. ¡El boulevard! A ver, creo que habló algo de que vivía cerca de doña María, otra amiga común de su familia y de la mía, por lo que trataré de llegar a la casa de ella (a la que sólo he ido una vez) y después vuelvo a llamar. Por cierto, ¿cómo hacía la gente cuándo no había celulares? ¿Se perdía en lontananza para siempre? Ah, es cierto, que el que tiene boca....

Me fijo y me fijo y ....violá! La casa de doña María, imposible confundirse, recuerdo incluso el supercito y la farmacia en la esquina. Llamo de nuevo.

- Rodolfo, estoy frente a la casa de doña María. ¿Qué hago ahora?

- Bueno, vivo cerca de ella pero no tanto. Tenés que llegar a Pipasa y de ahí doblás y está el edificio.

- ¿Pero dónde queda Pipasa?

- A la vueltica del boulevard

- ...

Y aquí estoy, emulando a Rapunzel y maldiciendo la indolencia de un gobierno que no se fajó los pantalones y mandó bautizar calles y numerar casas para poder ubicarse como lo hacen todos los demás países del mundo. ¡Ah! Y penar a quien dé pseudodirecciones como esta. Que yo ya estoy harta de la vueltica viendo al sol y el giro hacia esa nube de allá...
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