viernes, 16 de mayo de 2014

El espantapájaros de Agata

Hay un cuento de La Pequeña Lulú donde la Bruja Agata, personaje de esa historieta, creó un negocio que ella encontró muy ingenioso: mandaba un grupo de cuervos que trabajaba a sus órdenes a invadir alguna granja y atacar los siembros sin piedad, ante la desesperación del dueño que miraba a las aves posarse sin temor alguno sobre su espantapájaros. De pronto, y de la nada, aparecía ella como caída del Cielo, con un espantapájaros marca registrada que plantaba en media huerta y los cuervos desaparecían como por arte de magia, nunca mejor dicho. Ante la alegría, alivio y agradecimiento del granjero ella procedía a cobrar unos dos mil dólares por el muñeco y el señor, aterrado ante la posibilidad de una nueva invasión, se resignaba a pagar por la solución mágica, sin enterarse nunca de que la causante del problema era quien le vendía la solución.

Siempre he admirado el ingenio de Marge Henderson, creadora de esta caricatura, quien tenía la gracia de entretener a los niños sin dejar de comunicar cosas importantes a las personas más grandes. Y este cuento en particular, me hace pensar en cuántas de las cosas con las que quieren asustarnos desde que venimos a esta dimensión serán realmente ciertas o realmente tan graves como se grita por aire y tierra. Si no serán un Coco deforme, alterado o inventado, creado ya no para que tomemos la sopa sino para intentar estafar, dominar y manipular.

Que si tu tataratatarabuelo murió de cáncer, ya estás condenado vos a lo mismo. (Hombre, la mitad de la gente muere de eso y yo creo que son más culpables las gaseosas y el estrés que el cáncer del tatarabuelo). Que la Tierra está furiosa y por eso llueve en verano y que luego va a explotar. (Pues ya se ha congelado y descongelado otras veces y hasta se le murieron los dinosaurios y la cosa siguió. Y como ser vivo que es, morirá algún día). Que el sol, en unos años, va a aniquilar a la gente de tez blanca. (¿El sol de dónde? Será si se va uno a vivir al desierto de Nevada, acá con un bloqueador de 30 basta.) Que el mundo está muy competitivo ahora (Competitivo siempre ha sido, ¿si no por qué crees que inventaron eso de la selección natural? ¿O será por mera suerte que hay gente que pasó a ser importante en la historia del mundo y otra no?)

Ni hablar de asustar con enfermedades. Cualquier medicucho apuña un conjunto de síntomas y les pone el nombre de Síndrome con su apellido a la par. Y luego desaparece de la faz de la Tierra sin explicar a qué se debe ni de qué se trata ni cómo se cura ni nada. (En eso consiste un síndrome: unos síntomas que sólo se citan pero el que los citó no sabe ni dice cómo curar ni prevenir. Sí, acertó, cualquiera, observando un poco a la gente, puede "descubrir" un síndrome y ponerle su nombre y sentirse luego importantísimo.).

Sin dejar de recomendar antes que se sepa diferenciar la alharaca de lo que sí es una advertencia válida, pienso que es hora de liberarse de tanta carga innecesaria y tóxica, y, sobre todo, no permitir que quien inventa estos Cocos venga luego en plan de salvador a vendernos DVDs, sombreros, carreras con proyección laboral a futuro o medicinas que  no curan nada pero devastan tu salud y tus finanzas. Mucho cuidado con esas Brujas Agatas que te quieren vender a dos mil dólares un espantapájaros "magico" que espanta sus propios cuervos, con esos salvadores de tu vida que van a darte la solución sabia para ese problema que no tenés y esa enfermedad que ni siquiera existe. 

El mundo debería ser un lugar más seguro, definitivamente. Pero, por ahora, y mientras mandamos a las Agatas a hacerse estatua en una olla de puré de papas hirviendo, como en el cuento,es imprescindible tener clara la realidad, que, por cierto no es ni tiene por qué ser dura, y desechar a los Cocos que nos quieren endosar. Para siempre.

2 comentarios:

  1. Muy bueno y cotidiano Laurita, por aquí en Argentina tenemos unas cuantas Agatas.!!!

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